Cerca de mi han estado muchas personas que hoy ya no viven en el plano terrenal, tal vez más de las que cualquiera podría tener en su lista de pérdidas sentimentales. Mientras que muchos experimentan rara vez la perdida de un ser querido o conocido, yo he tenido que despedir a unos cuantos que con su adios me han enseñado cosas muy valiosas que solo hasta este momento empiezo comprender.
El destino estaba escrito y continuando con su curso se ha llevado a mi padre, tíos y familiares, arrancándome la oportunidad de conocerlos mejor, sobre todo a ese ser que solo hasta hace poco le pude perdonar no haber pasado el tiempo suficiente conmigo.
Hoy mi mensaje es para Él y para los que de mi vida han ido dejándome una huella en el corazón:
Manuel: Te recuerdo bello, alto, oliendo a Carolina Herrara, no te gustaba que estuviera descalza y el único regaño que recibí de ti fue por este motivo, tenías miles de defectos pero tal vez no todos culpa tuya : me enseñaste a Perdonar.
Marino: Casi no te recuerdo pero sé que fuiste muy bueno con mi madre, así que solo por eso te mereces el cielo al lado de tu hijo que no soportó tu ausencia.
Harold: Siempre sonriente y feliz, no le veías problema a nada, recuerdo cuando te acariciaba la barba y me llevabas a dar paseos en tu moto. Me enseñaste a través de la lección que le dejaste a mi madre: Que la familia se debe ayudar y apoyar entre sí sin importar lo que suceda, pues puede que un día partan para siempre y te quedes con el remordimiento de haber hecho más por ellos.
Primo: Dejaste a tu familia fragmentada en pedazos, te fuiste cuando todos pensaban que el triste destino de los hombres Salazar no te había tocado y ahora ellas deben vivir sin ti, aprendiendo a perdonar. El camino será largo
Carlos Andrés Rojas Salazar: compartimos los mismos apellidos por casualidades de la vida, me di cuenta que te habías ido, aun recuerdo que tus elaboradas cartas de amor me hacian sentir muy especial.
El destino estaba escrito y continuando con su curso se ha llevado a mi padre, tíos y familiares, arrancándome la oportunidad de conocerlos mejor, sobre todo a ese ser que solo hasta hace poco le pude perdonar no haber pasado el tiempo suficiente conmigo.
Hoy mi mensaje es para Él y para los que de mi vida han ido dejándome una huella en el corazón:
Manuel: Te recuerdo bello, alto, oliendo a Carolina Herrara, no te gustaba que estuviera descalza y el único regaño que recibí de ti fue por este motivo, tenías miles de defectos pero tal vez no todos culpa tuya : me enseñaste a Perdonar.
Marino: Casi no te recuerdo pero sé que fuiste muy bueno con mi madre, así que solo por eso te mereces el cielo al lado de tu hijo que no soportó tu ausencia.
Harold: Siempre sonriente y feliz, no le veías problema a nada, recuerdo cuando te acariciaba la barba y me llevabas a dar paseos en tu moto. Me enseñaste a través de la lección que le dejaste a mi madre: Que la familia se debe ayudar y apoyar entre sí sin importar lo que suceda, pues puede que un día partan para siempre y te quedes con el remordimiento de haber hecho más por ellos.
Primo: Dejaste a tu familia fragmentada en pedazos, te fuiste cuando todos pensaban que el triste destino de los hombres Salazar no te había tocado y ahora ellas deben vivir sin ti, aprendiendo a perdonar. El camino será largo
Carlos Andrés Rojas Salazar: compartimos los mismos apellidos por casualidades de la vida, me di cuenta que te habías ido, aun recuerdo que tus elaboradas cartas de amor me hacian sentir muy especial.
Me quedan muchos por mencionar pero he aquí de los que hoy me acordé escribiendo para ustedes.
Ya se fueron pero están aquí.
Ya se fueron pero están aquí.
