lunes, 9 de abril de 2012

Sin memoria

A veces tengo que leerme de nuevo para recordar que todas esas palabras están en mí cabeza y en mi corazón, he tenido una larga ausencia de creatividad debido a que he estado en clases intensivas de vida, una temporada agitada en la que he visto materias como tolerancia a la frustración, perder es ganar y todo puede cambiar en cualquier momento. Realmente ha sido difícil pero voy firme, creo que me queda mucho por aprender y estoy dichosa porque cada día la vida me trae importantes y valiosas lecciones.

Hoy quiero hablarles de la memoria, aquella que esta sociedad en la que nací parece no poseer y que hace que todo vuelva a suceder como si fuera la primera vez… se vuelve a sufrir, se vuelve a sentir la misma impotencia, se vuelven a sentir las mismas ganas de hacer algo, pero poco después también se vuelven a sentir las mimas ganas de olvidar.


Nos sumergimos en nuestros propios asuntos y lo que pasa aparentemente lejos de nuestra realidad más cercana se vuelve solo ruido en nuestra mente que se resetea constantemente para que entren nuevos problemas y nuevas preocupaciones. De esta forma nos la pasamos pensando que son cosas de otros, lo que realmente nos concierne y no hacemos nada… solo quejarnos, hablar en nuestros espacios sociales sobre el tema y luego al rincón del olvido.

No es nuestra culpa que algunos políticos sean corruptos y que unos cuantos utilicen su inteligencia para hacerle daño a los demás, de lo que si somos culpables de la indiferencia con la que asumimos estas situaciones.


Que nos duela la patria no significa que salgamos a tirar piedra por cada cosa que sucede, pero sí que no volvamos a cometer los mismos errores. Formar criterio político en una sociedad que vota con hambre es complicado, pero por algo se empieza, todos podemos aportar, exijamos calidad a los medios de comunicación, no traguemos entero, investiguemos, sembremos la duda para qué la gente que está a nuestro alrededor se motive a saber más.


Cuando sean muchos y no unos cuantos los que exijan cuentas seremos escuchados y nos tendrán que dar explicaciones, además los que tienen malas intenciones se sabrán más observados y se lo pensaran dos veces antes de hacer sus cosas.

Que ya no sean más paisaje los bochornosos casos que nos ha tocado presenciar siempre. Solo puedo decir que un pueblo sin memoria merece su destino, está en nuestras manos hacer que aquellos que ignoran como funciona esta maquinaria absurda sepan cuáles son las consecuencias.

Siembra la duda y acaba con este mal de memoria.