Esta noche ha empezado con una dosis de cuenteros y cuentos personales en la loma de San Antonio, sitio predilecto de muchos caleños por tener una vista privilegiada de la cuidad y estar ubicado en una zona rica en historia y tradiciones que logran unir a nuestra cultura urbana en un solo sitio.
Luego de pizza y una caminata de 20 minutos por el centro de la cuidad, llegamos… y ante mí se me abre un panorama nuevo para mis ojos, acostumbrados a ver siempre separada a una sociedad que discrimina las diferencias de pensamiento y clase social.
Lo que vi fue una mezcla colorida de mil gustos en un solo lugar, oloroso a maría cachafa, sudor y chorizo de gato. Escuché los gritos de la gente de todas las clases sociales bailando currulao y música tropical. Todos desahogando sus almas del estrés diario e inundando sus cuerpos de los ritmos de pacífico.
Negros y blancos, rubios y morenos, pobres y ricos festejando en el marco del festival de Petronio Álvarez que le rinde tributo al folclor Pacífico Colombiano. Una tregua de ideologías y las apariencias. Todos volviendo a sus raíces sin importar nada: Emos, metaleros, hippies, clase alta y clase baja ignorado sus diferencias.
La calle es del pecado en esta ocasión, porque casi todos fuman hierba, porque se bebe Arrechón, Viche y otros tragos del pacífico que embriagan el alma, porque todos están demasiados alegres, porque las parejas se besan con pasión y porque los travestis como en pocas ocasiones, caminan tranquilos sin sentirse juzgados.
Una experiencia de estas tienes que vivirla, es algo inolvidable y la ventaja es que nadie te quitará lo bailado y lo vivido en ese lugar. Atrévete a saber que es la Calle del Pecado en una festival de Petronio Álvarez, no te arrepentirás.
