miércoles, 20 de octubre de 2010

Quiero y extraño

En el azar de la vida nos la pasamos perdiendo el tiempo, evitando ver el cielo y las estrellas, evitando disfrutar de los amaneceres y de bailar bajo la lluvia mientras ensuciamos nuestra ropa sin que nos importe nada.
En un día como hoy extraño no pensar, extraño la montaña en la que nunca estuve, extraño el mar en el que poco he nadado, quiero poner mi mente en blanco y no pensar en nada, quiero mirar el horizonte con la certeza de que pertenezco a este mundo y que cada célula de mi cuerpo interactúa en este universo, que a veces nos engaña porque se muestra superfluo cuando en realidad es más profundo de lo que podemos imaginar.
Quiero estar en la sierra, quiero ver este atardecer, quiero que el rocío de la mañana humedezca mis pies en el pasto, quiero que las puertas se abran y se queden así por el resto de mi vida.

Quiero la montaña, quiero el cielo, quiero el mar, quiero el agua, quiero la mente limpia y que por ella pasen los pensamientos como riachuelos de aguas claras.
Quiero el mar, extraño la lluvia
Quiero el sol
Quiero…..

domingo, 3 de octubre de 2010

La verdad de la mentira

Buscando algo interesante que escribirles desde hace días mi cabeza da vueltas en torno a un tema que últimamente he analizado mucho.
 
El mundo nos condiciona y nos marca los parámetros para ser felices, sobre todo a nosotras las mujeres que desde niñas nos venden la idea de que algún día encontraremos a un príncipe azul, viviremos el amor puro , nos casaremos, tendremos hijos y seremos felices para siempre como en los cuentos y películas de Disney que tantas veces vimos.

Y con este paradigma vamos luchando por el mundo miles de incautas, intentando encajar en alguna estas ideas que por años nos han metido en la cabeza y han marcado nuestros actos. Quienes no lo logran entran en la dolorosa tarea de interpretar los otros papeles que nos determinaron a vivir si no cumplimos con esta primera parte: la sufrida, la resignada, la quedada….

Como se dice que a los 30 las mujeres empezamos envejecer, la histeria colectiva se apodera de todas las treintonas; si no están casadas se deprimen porque el tren ya las está dejando y si están casadas y aun no han tenido hijos entonces hay que apresurase porque tal vez se quedan estériles.

En los guiones melodramáticos de nuestras vidas escribimos que hay que fijarse un buen partido, un hombre que provea y pueda satisfacer nuestros caprichos. Que tenga buen trabajo, estabilidad económica y proyección a futuro, a veces sin importar que no nos respete, si provee el hogar entonces vale la pena.

Pero…. Y si no queremos nada de eso?

Hay quienes poco a poco vamos despertando de la fantasía y ya no deseamos estas cosas para nuestra vidas. Qué pasa si no me quiero casar nunca? Si solo quiero ser la eterna novia o amante de alguien? Y si no quiero tener hijos??o si solo quiero salir con un hombre con el que me sienta muy bien sin analizar primero su proyección a futuro??

Todos te miran y te juzgan pensando que estás loca, que no eres normal, que te hicieron brujería, que tienes una mala influencia que te está llenando la cabeza de cucarachas, en fin… te vuelves el objeto de estudio sicológico de familiares y amigos.

La verdad de esta gran mentira en la que vivimos miles de mujeres es que es solo se trata de una utopía, de un imaginario colectivo al que le hemos dado tanta importancia, que ahora nos hace un gran daño fomentando la infelicidad el inconformismo con la vida.

¿A quién se ocurrió que la felicidad solo depende de estos factores?

La opción de vivir como Susanitas es una forma respetable de ser feliz pero no es la única, muchas mujeres viven gustosas de esta forma y eso es válido, bien por ellas, no obstante hay otras formas de ser feliz sin hacer lo mismo que el resto del rebaño hace…

Yo mando al carajo esos estereotipos y elijo casarme a la edad que me de la gana, tener hijos cuando quiera y si no puedo no me voy a deprimir, elijo tener un novio o marido al que ame con locura sin haber mirado antes su billetera… será obrero, hippie, presidente de una empresa o un gran empresario, no importa, lo que miraré antes será que me sienta bien con él, que me respete y que sea mi persona favorita en el mundo.

Nada ni nadie me tiene que decir que si cumplo estas cosas seré feliz, seré feliz porque estoy viva, porque respiro, porque existo.

Tal vez yo sea una Susanita en el futuro, pero lo seré en la condiciones que yo elija y porque yo lo he decidido conscientemente.

La felicidad son miles de momentos, no una situación específica, no es estar casada, no es tener hijos, no es ser la mujer modelo. Eliminemos los hilos invisibles que nos hacen comportar como un colectivo y pensémonos con individuos cuyas necesidades son especificas y muy particulares, solo tú decides que es bueno para ti y que te hace feliz.
 
He dicho…