viernes, 29 de mayo de 2009

Pequeños cambios hacen la diferencia

El pasado lunes festivo aun no me había llegado la inspiración para escribir algo que los entretuviera, así que después de insistir buscando temas sin obtener resultados, decidí dejar de nadar contra la corriente e irme a pasar una tarde festiva que me despejara de todos mis bloqueos mentales, y lo logre... almorcé delicioso, me vi una buena película en el cine, me comí una oblea con doble ración de arequipe que me dejó a punto de un coma diabético y cuando creí que el día había terminado, sin saberlo surgía el siguiente tema para este blog.

Me subí al MIO (masivo integrado de occidente) como a las 7 de noche para regresar a mi casa, estaba medianamente lleno, no obstante dos estaciones más abajo se subieron muchísimas personas, incluyendo un grupo de adolescentes que intuyo venían del estadio o de algún encuentro juvenil, todos entraron muy ruidosos, como en una estampida, envalentonados tal vez al sentirse mayoría y apoyados entre sí, algunos se quedaron parados, otros se acomodaron el piso del bus.

Para ese entonces yo ya me había sentado y frente a mi venia una hermosa pareja de viejitos reposados tranquilamente y muy risueños, hasta ahí todo iba bien, solo que uno de aquellos jóvenes para sentirse más cómodo se le ocurrió acomodarse parado justo donde estaban los viejitos; se recostó de revés y parte de su trasero y su espalda quedaron posados sobre el hombro del anciano, obligándolo a asumir una posición incomoda y a la vez aterrada, ya que ante la mirada atónita del señor que no daba crédito al tal irrespeto a su espacio, el adolescente lo miro desafiante y siguió como si no estuviera haciendo nada, para él era normal invadir el espacio del aquel hombre sin pedir un sola excusa.

Ante esta situación tan incomoda reflexioné y llegué a una triste conclusión: los valores se están perdiendo con los años y me dio miedo pensar en como sería el mundo en el que vivirían mis futuros hijos, esos seres que aunque no están conmigo aun, ya los amo y les quiero proporcionar el mejor de los entornos para que vivan una vida plena.

Por estos tiempos a los viejos no se les respeta, han caído en una zanja profunda de inadvertencia, pues quienes los suceden olvidaron que son ellos los que llevan la experiencia y la sabiduría a cuestas, ahora sencillamente creemos que sabemos más que ellos porque controlamos la tecnología y tenemos Internet. Que dolor…. Olvidamos que en los viejos tiempos los mayores eran intocables así fueran cascarrabias o no tuvieran la razón, simplemente llevaban más tiempo en el mundo que nosotros y solo por eso ya tenían nuestro respeto.

El tiempo corre y con él cambian las costumbres y las formas de asumir la vida, el mundo que le estamos entregando a nuestros niños es uno que recrimina las buenas acciones, pues para muchos eres un tonto si muestras respeto por los mayores, si devuelves una billetera intacta sin haber sacado el dinero, si no te quedas con un celular que te encuentres, en fin… si no sacas la mejor tajada de todo, eres un perdedor ya no hay tiempo para hacer reflexiones éticas simplemente es la ley de la selva de cemento.

Se pierden los valores que con tanto esmero estos mismos ancianos a los que no escuchamos se empeñaron en resaltar y en rememorar en sus conversaciones que evocan el pasado, no obstante aun se puede hacer algo, pequeños cambios hacen la diferencia, ser respetuosos, honestos y servir a la comunidad sin esperar nada a cambio son legados que aun le podemos dejar a las generaciones futuras que aun están por ver como nos comportamos en esta sociedad que amenaza con podrirse pasando desapercibida ante los ojos de niños que crecen sin los cimientos que otorgan la enseñanza de valores y ética .

Aun estamos a tiempo de darle a las futuras generaciones una dosis de la memoria que nos dejan los abuelos, un mundo donde la palabra, el honor y la honestidad son lo más valioso que tiene un hombre, herramientas para construir una sociedad admirable y un futuro promisorio para quienes vayan llegando.

1 comentario:

  1. para amar y respetar a otros es necesario amarse a uno mismo muchos individuos pateticos tienen su origen en el vacio que produce la falta de autoestima ese deseo de ser reconocido se convierte en una idea fija u obcesion y ya solo vive para procurar hacer daño quien no respeta tu dignidad carece de ella

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